Sin embargo, las reformas que se realizan actualmente en China constituyen una tarea enorme y sin precedentes e, inevitablemente, los éxitos y las esperanzas que generan irán acompañados por dificultades. Sus problemas y contradicciones podrán resolverse sobre todo gracias a la sabiduría y la creatividad de los habitantes que viven en china.
Una pieza clave ha sido la influencia mutua de la reforma estructural y el desarrollo económico, que han estado estrechamente vinculados y condicionan en gran medida el proceso de industrialización y de modernización de China. Anteriormente había una tendencia a considerarlos por separado.
China descartó la antigua idea de que una economía socialista es incompatible con una economía de mercado planificada y respondiendo a las leyes del mercado, adoptando el principio según el cual la economía planificada es algo primordial y la regulación del mercado algo secundario.